Nos encontramos ante una disyuntiva: qué consume menos, ¿encender y apagar la calefacción en función del tiempo que pasamos en casa, o dejarla encendida todo el tiempo a temperatura constante?
Los defensores de dejar la calefacción encendida todo el día argumentan que, si se apaga, luego necesitas más energía para volver a llegar a la temperatura de confort de las estancias. Pero los expertos discrepan, y defienden que apagando la calefacción durante nuestras ausencias y por la noche lograremos gastar menos energía.
Mantener una temperatura constante en nuestro hogar supone tener un aporte continuo de energía, debes tener en cuenta que la casa tiene pérdidas de calor por muros, ventanas o techos y se debe compensar. Por tanto, la energía que se aporte debería aumentar conforme sea menor la temperatura del exterior, y cuanto peor sea el aislamiento de la vivienda.
Por el contrario, cuando dejamos que la casa se enfríe, se reducen las pérdidas de calor ya que la temperatura interior y exterior se equiparan. Al apagar la calefacción estamos dejando de gastar energía y compensamos las pérdidas de calor que se producen durante el día.
Es cierto que, cuando volvamos a encender la calefacción, nuestro sistema de climatización consumirá energía para recuperar la temperatura. Pero este consumo, aunque intenso, tendrá lugar durante menos tiempo y, en el balance total, sale más rentable que mantener la calefacción encendida todo el día.
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